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Postre de notas: ¿Cómo hago para no equivocarme?

¿Usted sí duerme? ¿Usted sí sale? ¿Usted sí está desocupado en este momento? ¿Tan desocupado que lee este artículo? ¿Tan desocupado que lo lee completo? ¿Tan desocupado que lo comparte con sus amigas? Usted…señorita…Usted...Usted no está en décimo u once IB. Este postre de notas está dedicado a todas aquellas que están próximas o ya han pasado la dicha amarilla de escoger énfasis.


Uno ya lo veía venir. Acercándose de forma lenta y terrible. Escuchaba uno a las niñas de décimo decir: ”no he dormido”, “no he entregado”, “ya no salgo como antes”, y entonces pensaba uno: “¿Pero qué las ponen a hacer?”. Bueno, cuando llega noveno, te das cuenta de que tú también tienes que empezar a ponerte nerviosa porque llega a tus ojos la temible realidad. La verdadera pregunta es: “¿Qué me van a poner a hacer?”.


Desde ese punto te empiezan a informar qué es este ente misterioso y cómo enfrentarlo para hacerlo tu amigo, porque la decisión de elegir énfasis ya viene y tienes que escoger con sabiduría. Te dicen cosas como: “escoge lo que te guste”, y tú te preguntas: “¿si me gusta la física, pero es la materia en la que hace 3 años me saco 2.5?”, y te preocupas. Te dicen: “lo que escojas, fijo, lo vas a cursar dos años”, y te preguntas: “¿Si me arrepiento a la mitad seré infeliz dos años?” y te preocupas. Te dicen “escoge más o menos lo que te ayude o aporte en tu carrera de universidad”, y te preguntas: “¿Qué es la universidad, eso se come?” y luego te preocupas.


Bueno, como los consejos oficiales no te hacen sentir mejor, entonces decides escuchar a las cursantes, a tus amigas en décimo que pueden aconsejarte cómo escoger. Tratando de buscar consuelo, te dan ganas de ponerte a llorar. “No escojas matemáticas NM, yo tenía un promedio de 4.5 en tu año y ahora voy raspando”, “no te metas a Historia, leemos una Biblia de tarea cada día”, “no te metas a economía, ‘es el más fácil’ decían y por eso me metí, pero luego te das cuenta de que tienes que hacer muchísimas gráficas y encima no escapas de los ensayos”, “no te metas a arte, si crees que porque te salvas de escribir es más llevadero, trata de hacer 8 obras en 13 horas” “no te metas a estudios matemáticos, es tan difícil como NM”. Todas creo que lo pensamos: ¿¡DÓNDE ME METO!? ¿Dónde me meto para que no sea un error? Alcanza uno hasta a pensar: “¿Cómo me escapo?” Bueno, al final sabes que auto secuestrarte no es una opción.



Tendrás que elegir. Sigues los consejos, entre las materias escoges lo que más te gusta o te suena y luego llegas a décimo y te das cuenta de qué es lo que las ponían a hacer: lo mismo. Es aprender a otro ritmo, a ser autónomas, y más que todo, es aprender habilidades. Lo que pasa es que éstas se adquieren con práctica, con prueba y error. Entonces hay más quehaceres. Te das cuenta de que procrastinar ahora para ti no es posponer trabajos con locha, sino posponer trabajos por más trabajos. Empiezas a priorizar tareas, y a organizarte mejor. Duele, pero tiene sus ventajas. Por ejemplo, te darás cuenta en Historia de que puedes escribir ensayos más fácilmente y en menos tiempo; y en matemáticas, los logaritmos serán como las sumas. Todos los énfasis tienen su especialidad y aunque no sean fáciles, son útiles. No te mortifiques por elegir el más sencillo, todos tienen su nivel de complejidad. Entonces nada más que un consejo sincero de niña de once para tratar de tranquilizarte: sí vas a dormir si eres juiciosa, pero lo más importante: “el diploma es difícil, pero no imposible”.

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